viernes, 20 de agosto de 2010

La enfermera que me amo...



Siempre he presumido, ha sido un orgullo para mí el decir que toda mi vida, cada etapa que he vivido en mi vida, hayan sido buenas o malas, las he vivido, padecido en mis 5 sentidos. Mis alegrías, han sido todas reales, mis tristezas las he soportado estoicamente. Y por supuesto, mis sueños son producto de anhelos del corazón, un corazón que no ha sido alterado por ninguna substancia. Yo no sé de borracheras, sobredosis, etc... ni me interesa saber.

Pero solo una vez, solamente una vez he experimentado algo así.

Tendría al rededor de 3 años, una mañana mis padres me dijeron que iriamos al doctor, extrañamente, no me sentía mal, pero simplemente dijeron que tenían que revisarme y me llevaron al doctor. A la edad de 3 años, creo que es muy normal, rutinarias las visitas al doctor. Se toma un tiempo adaptarse a este mundo y a todos su virus, no es cierto?

Sin embargo, llegamos "con el doctor", pero no era su consultorio, era un lugar de lo más extraño, para mí, era la primera vez que visitaba un hospital. Hoy veremos al doctor aquí, en este cuarto, me dijo con tono dulce una enfermera.

De algún lugar saco una jeringa con una aguja muy larga, y me dijo, no te asustes, no te va a doler, portate bien y en un rato te voy a regalar un poco de nieve de limón, te gusta la nieve de limón?

No entendía bien que pasaba, y el doctor? por que me iban a inyectar? Pero la enfermera era tan simpática, me trataba con tanto cariño que dócilmente seguí todas sus indicaciones.

Y de repente, la inyección...

Todo va a estar bien, mira, ya pasó, que bien te has portado me dijo, sin duda eres un buen chico en la escuela verdad? Cuéntame de tu maestra?

Mi maestra? ah pues mi maes... zzzzzzzzz!!!!

Perdí el conocimiento en ese instante, recuerdo perfectamente la sensación, estar perfectamente conciente, incluso un poco asustado, y en un instante, se siente una pesadez y a los pocos segundos, se queda uno dormido, con las ideas en la mente de lo que se va a decir, con la palabra en la boca y en un instante, el cuerpo no responde más, todo se pone obscuro.

Y un segundo después, despierta uno, ya es de noche, y con un dolor terrible de garganta. Aún deseando seguir la conversación sobre la maestra, pero la enfermera ya no estaba, tampoco mis amígdalas.

Que sensación tan extraña, primero el dolor del pinchazo, ponerse a hablar de la maestra del parvulario, las palabras se empiezan a arrastrar, la conciencia se va alejando rápidamente.

Aún recuerdo esa sensación tan claramente, y nunca pude contarle de mi maestra a esa enfermera, la enfermera que me amó. Por que yo creo que si me amó, por que me trató muy bien, con cariño, y le interesaba saber de mí...

Como? que solo era una distracción, para asegurarse que la anestesia me había hecho efecto? no acaso le ponen a uno a contar del 10 al 0? que nadie pasa del 8?

Lo cierto es que estoy seguro, que si en aquellos años, sintiera lo que hoy siento, mi corazón estuviera en el estado en que hoy se encuentra, si la enfermera me preguntara por Araceli, sin duda, pasaría horas enteras hablando de ella.

Le hablaría de sus ojos, grandes, brillantes, como dos maravillosos espejos, increíbles esferas cristalinas, o son, tan solo, esmeraldas robadas de la luna?

Le hablaría de eso ojos que al ser abanicados por tan perfectas pestañas, parecen soles que las nubes arropan o dos estrellas en la madrugada.

Le hablaría de su rostro que es como ese sol que ilumina el cielo, enmarcado por su sedoso cabello que es el obsuro velo del anochecer.

O le hablaría tal vez de la luna que se alza siempre más alla de la seda de sus hombros.

Bien podría pasar todo el día hablando de su lunar que como lo describieron los grandes poetas, su lunar es el punto final de un poema de belleza.

Sin embargo, al hablar de su alma, haría una larga pausa, por que me faltarían palabras para describir toda su grandeza, toda su belleza que encierra detrás de esa risa, de ese empeño que siempre pone al trabajar, de la forma tan cortés que tiene de decir un "cuídate mucho"...

Y así, podría pasarme todo el día hablando de ella, de Araceli, de todo lo mucho que la conozco y lo mucho que me gustaría conocer de ella, podría pasar todo el día hablando de su forma de ser, incluso, por que no, de sus berrinches.

Enfermera, puede usted ver este brillo en mis ojos? es la alegría que su pensamiento provoca en mi ser, tome mi pulso y verá cuantos latidos da mi corazón, todos y cada uno de ellos, dedicados a ella. Puede escuchar como suena su nombre en cada latido?

Y así, pasarían horas, y la anestecia no haría ningún efecto, por que el entusiasmo que me provoca pensar en ella, hablar de ella, evitaría que la anestecia me pusiera a dormir.

Y finalmente, la enfermera que me amo, tendría que sacar de un estuche, un mazo de goma y finalmente ponerme a dormir.

Y sin duda que hubiera despertado, no solo con un fuerte dolor de garganta sino también con un dolor de cabeza, sin amígdalas y con un chichón. Y tal vez, con una gran sonrisa.

Pero eso sí, despertaría aún con esa idea en mi mente, y tal vez, seguiría hablando sin parar de la belleza de Araceli.

Claro que a veces me asalta la idea, y si no he despertado de esa anestecia? si todo esto es un sueño? es que a veces pienso, lo que ella me hace sentir, lo hermosa que es, a veces pienso que no es real, que es tan solo un sueño. O tal vez, algo salió mal en el quirófano y ella es en verdad un ángel que viene por mí.

No sé, pero desde hace ya muchos años, me paso la vida pensando, en ella, en lo mucho que la quiero, lo mucho que me gusta...

Por eso, hoy le dedico esta canción:


En fin, no sé si seguiré todavía anesteciado, en ese quirófano, es increíble, como cuando se está anesteciado, el tiempo no existe, no existe nada, ni siquiera se sueña. Pero tal vez, ahorita el cariño que siento por Araceli, me tiene anesteciado.

Pero bueno, a continuación pongo un bonus video, para el cancionero bimbo, habla de lo que más o menos es eso de estar anesteciado, perdido. Claro que en este caso, supongo que por otras substancias, otras necesidades y otras circunstancias. Solo podría acordar en una cosa, como dice la parte final: (minuto 4.40)

"no me dejes morir con esa tonta mirada en mis ojos..."

...bueno, no sé, tal vez mi mirada pueda ser tonta, pero es la mirada que una persona enamorada desarrolla... como siempre admirando la belleza del ser amado aún sin que esté presente,  y si estoy aún en la sala de operaciones, a mí si, que me dejen morir con esa tonta mirada en mis ojos...

Bueno, mañana es sabado y otra vez a extrañarla, ojalá se acuerde de dejarme un saludo, ojalá no olvide que Don Dramón amenaza con escapar del encierro donde esta...

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