miércoles, 27 de octubre de 2010

Me lleva el tren

"no hay bestia tan feroz que no conozca algo de piedad..."


Donde perdiste el tren?”
En que estación quedó la ilusión
Esa férrea mística para ver la vida.
Pasajera incansable, fantasiosa.

En cada parada de tu vuelo
Las nubes dibujaron vías extendidas,
Según tus coordenadas.
Y en la estación, recuerdos de tu brisa.

Pasaje de ida, no hay regreso.
Cuando emprendiste el viaje lo sabías.
No llores, piensa, siente.

Te esfuerzas por traer a la memoria
Recuerdos de los soles con caricias
De lunas que te vieron en la playa
Chapaleando espuma tan tranquila.

Donde perdiste el tren?
Esa conexión sublime etérea
Pensamiento, mirada, beso.
Distinciones fraternales conseguidas.

Recuerdos imborrables, cartas recibidas,
Relees una y otra vez, las tienes aprendidas.
La pena en el sonido del tren, que se aleja
Quieres detenerlo a cualquier precio.
Con tu vida!
Recuperar estaciones transitadas, sientes temor
Le temes al olvido.

Descansa, sueña. No ves! ahí están todos
tus trofeos brillantes, en la vitrina de la vida.
Cada uno con su fecha de triunfos conseguidos.
Esa es tu memoria, minuciosa, compleja, viva.
No necesitas nada más, besa,
lame el azúcar derramada en las heridas.

Escucha el sonido del tren, más no corras,
deja que pase, va cargado de falsas expectativas.
El solo parará a tus pies, cuando de la vuelta de la vida.

Te regalará un boleto, tu pasaje de ida
a la felicidad

para M.A.D.S. que el tren de la felicidad siempre llegue a tiempo a tu estación...


"...cuando escucho ese silbato sonar, agacho la cabeza y lloro, y dejaría que ese solitario silbido, se llevara mi tristeza..."
Lo cierto es que los trenes siempre han sido parte de mi vida, de mis recuerdos, siempre he tenido una cierta fascinación por los trenes, una extraña atracción combinada con miedo.

Los trenes suelen ser imponentes, extremadamente ruidosos, pero a la vez fascinantes. Creo yo que casi todo mundo tiene ese sueño, esa fantasía de montarse en un tren que va de paso, abordar un tren de carga y simplemente viajar, dejarse llevar por un destino y parajes desconocidos. Simplemente abordar el tren y dejar todo atrás, los problemas, las tristezas, las angustias, tomar el tren y empezar una nueva historia.

Son tantas las cosas que uno puede imaginarse, soñar, incluso aprender mirando los trenes.

Durante casi toda mi vida viví junto al Ferrocarril que iba de México a Cuernavaca, a lo largo de mi vida, tantas veces vi pasar el tren junto a mi ventana, admirando todos los vagones, especialmente los vagones que venían de Estados Unidos y Canadá. Siempre con logotipos e imágenes llamativas.

A veces el tren se detenía, justo bajo mi ventana y salía a recorrer algunos vagones, no todos, ya que eran trenes kilométricos, sin embargo me ponía a revisar los vagones, ya que en ellos siempre venían dibujos, verdaderas obras de arte que gente de distintos puntos hacía. Se puede decir que se puede aprender incluso de arte en esos dibujos de los vagones, dibujos con gran ingenio. Y hablo de dibujos, no de los graffitis que desgraciadamente ahora han empezado a invadir los trenes.

Aún recuerdo a la perfección una imágen que se grabó en mi memoria de un modo permanente. Era la imágen del famoso "manito", el clásico dibujo que hacen los gringos del mexicano durmiendo bajo una palmera. Me impresionó tanto, y mucho más la explicación que me dio mi papá sobre lo que significaba el dibujo. Creo que fue la primera vez que aprendí la gran diversidad que hay en México, la imágen que se tiene de los mexicanos. Pero bueno, que importa, nosotros vemos al clásico grinco como ese viejito loco, de barbas de chivo, ese viejito entrometido, abusivo llamado el Tío Sam.

Sin duda, aprendí muchas cosas viendo los trenes, de lo que más puede uno aprender observando los trenes, es de filosofía, cuantísimos mensajes, frases e ideologías la gente plasma en los vagones del tren. Ideas que viajan al rededor de todo Norte América. Quizá antes del facebook, el messenger, los blogs existían los trenes para expresar con el mundo las ideas del mismo. Era un ejercicio muy interesante salir y revisar los vagones, revisar que había escrito o dibujado en ellos. Pero a su vez era un acto de valentía, ya que el tren cuando estaba detenido, era una especie de bestia dormida. Sin previo aviso, soltaba un rugido, el sonido del aire de los frenos, y un golpe estruendoso, el sonido del choque de los vagones, unos contra otros en cuanto empezaba a moverse, sin previo aviso. Era en verdad aterrador, quizá por lo mismo, era parte del mismo atractivo. Había que tomar sus precauciones si uno quería "aprender" filosofía de lo escrito en un tren. Aunque me daba miedo ese sonido de los rieles quejándose, rechinando por el gran peso del tren rodando sobre ellos, incluso, me daba miedo el simple nombre de los "durmientes", que nombre tan extraño, un durmiente durmiendo en las vías del tren...

Aún y con todo eso, extraño al tren pasar bajo mi ventana, aprendí a quererlo. Aún ahora donde vivo, a lo lejos escucho el silbato del tren, y me entra la nostalgia, el deseo de subirme a un tren con un destino que mi corazón anhela... y dejar atrás todos los problemas.

Y que tiene que ver toda este comentario sobre trenes con la hermosa Araceli? pues como lo he dicho antes, cualquier cosa es buen pretexto para pensar en ella, y por supuesto, que incluso hasta algo tan trivial como un tren me hace pensar en ella. Pero así es principalmente, por que ahora, mi fuente de aprendizaje del mundo, de la filosofía proviene de ella. De su forma de ser, de su forma de pensar, de sus pensamientos, de su forma de trabajar, su forma de afrontar cada día en su trabajo. Todos los días reviso en su perfil, como en aquellos años en los que revisaba cada furgón del tren, en busca de alguna cita, ahora todos los días busco en su perfil un comentario, una cita que siempre comparte, e igual que entonces, resulta muy interesante, muy emotivo.

Si aún viviera junto al tren, sin duda, no desaprovecharía la oportunidad para escribir en cada uno de los vagones su nombre: Martha Araceli Díaz Sánchez la mujer más hermosa del mundo, lo escribiría en cada uno de los vagones, para que dieran la vuelta por todo el país, por todo norte américa. Que al menos en esa parte del mundo, todos supieran de su gran belleza.

Pero bueno, ahora la tecnología me ofrece esta oportunidad de escribirlo en este "vagón" virtual que es el blog. Aquí puedo escribir y de todo el mundo pueden leer lo que tengo que decir, que expresar. Saludos hasta Colombia...

En fin, el hecho es que hasta la memoria de un tren, me hace pensar en ella. El otro día, estaba viendo otra de mis películas favoritas, "Runaway Train", creo que en México le pusieron "el tren del escape" una película que ví cuando era niño y me gustó mucho, especialmente por su triste final, no sé por que, pero las películas de triste final son las que más se quedan en mi memoria. Espero que la película de mi vida no tenga un final así. Bueno, hasta el cartel promocional de la película me parecía impactante, tan aterrador como una locomotora suele ser:


Pero al estar viéndo esa película, que obviamente trata de unos prisioneros que huyen en un tren que pierde el control, y viaja por las vías sin control, atravezando bonitos paisajes solitarios, creo que fue lo que más me gustó de la película, la fotografía, bueno, eso y la música, especialmente la música del final, el otro día al estar viéndo la película, esa escena final con música de Vivaldi, me puse a pensar en ella, en Araceli. Su rostro, su semblante, irradia una paz, un sentimiento indescriptible, tal como esa pieza de Vivaldi (Gloria in D major Et in Terra Pax)



Sin duda, Vivaldi debió tener una musa casi tan hermosa como la mía cuando escribio esta sinfonía...

Lo más curioso de mi historia con los trenes es que una vez, mi papá me llevó de viaje en tren, me iba a llevar de Shopping a Laredo Texas, en aquellos tiempos, era muy difícil conseguir buenos discos metaleros en México, así que me iba a llevar a completar mi colección de discos.

Fue un largo viaje, más de 8 horas, sin embargo, fue un viaje interesante e inolvidable. Lo que más recuerdo de ese viaje, y ahora resulta de lo más extraño, irónico si se puede decir. En ese largo viaje que era atravezar medio país, aproximadamente como a las 3 de la mañana, (las 3 de la mañana es la hora en que cuando estoy despierto, más pienso en Araceli al mirar las estrellas) ya todo mundo dormía, bueno, casi todo mundo,  solo se escuchaba el sonido propio del tren avanzando en mitad de la noche, hacía un frío severo, y en eso entró el garrotero diciendo: "estamos llegando a San Luis Potosí" y por la ventana, en medio de la obscuridad, lo único que veía era un cementerio de trenes, locomotoras abandonadas, derruidas, vagones amontonados, un panorama un poco extraño para dar la bienvenida a San Luis Potosí. Esa fue mi primer impresión que tuve de San Luis Potosí, una especie de ciudad fantasmal, pero, a fin de cuentas, creo que siempre he tenido mucha imaginación para imaginar cosas extrañas, pero acaso, hay alguna ciudad que no luzca fantasmal a las 3 de la mañana?

Y lo extraño, lo irónico del asunto, es que ese recuerdo ha cambiado, por que resulta que San Luis Potosí, es la cuna de la mujer más hermosa de este mundo, ahora imagino a San Luis Potosí como el paraíso, la verdadera ciudad donde los ángeles viven. Eso sí, ahora que vaya, no iré en tren, tomaré mi coche por la carretera, esperando que en lugar de ser recibido por locomotoras abandonadas, me reciba un ángel...

En fin, fue un viaje inolvidable, por que fue en ese viaje, donde compré muchos de mis discos favoritos, entre ellos, el ahora clásico Appetite For Destruction de Guns and Roses, que en aquellos años, 1987 en México eran totalmente desconocidos. Aún guardo mi disco de vinil de primera edición.

Y hablando de trenes, justo ahí, viene una canción, que pudiera ser mal interpretada por lo que dice, sin embargo, tan solo habla de tomar el tren de la vida y vivir lo mejor que se pueda, bueno, eso dice su autor, sin embargo, vale la pena de poner en este cancionero bimbo. Un super rolononon para alegrar un largo viaje en tren, de esos tiempos en los que uno llegaba a las tiendas de discos y preguntaba por guns and roses y le decían a uno con mirada de asombro: "y eso, con que se come?"



Hay tantas canciones que hablan sobre trenes que podría escribir otras 20 entradas o más hablando de ese tema, pero a mí en realidad, de lo que me gusta hablar, mi tema favorito, ese que escribiría en los vagones de un tren de carga, por supuesto, Araceli y su gran belleza. Pero por ahora, el tren hace parada en este punto, entrando en la estación de los sueños, ese lugar en donde pienso y sueño con la belleza de Araceli, la hermosa chica potosina!!!! La extraño saben? extraño su entusiasmo, su alegría...

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