lunes, 11 de octubre de 2010

Como los desiertos extrañan la lluvia hoy te extrañé...

Para no hacer esta noche de domingo/madrugada del lunes diferente aquí estoy, en la solitaria noche, extrañando a la hermosa Araceli.

La extraño en la inmensidad de la noche de un domingo, cuando la luna, las estrellas me hacen sentir que es un recuerdo todo esto que empiezo a sentir. El recuerdo de su voz, de su risa, de su entusiasmo en el trabajo, de la alegría de su vida, a veces, el recuerdo de las tristezas que ha vivido,  el recuerdo de sus grandes y hermosos ojos, el recuerdo de cada palabra, cada comentario, el recuerdo de todo aquello que la hace hermosa, especial, única.

La extraño en horas así, de un domingo tranquilo, la extraño con tantas fuerzas que tengo que olvidar que la extraño por que punza el corazón que no sé si se desgarra el alma o la carne. O tal vez, es el inicio de esa sensación mazoquista de saber que no puedo olvidarme de su hermosura.

Los domingos por la noche, como hoy, es la computadora la que de alguna manera da lucha sin cuartel al amor que siento hacia ella, pues de alguna manera escucha mis letras y creo que entiende mi dolor, la extraño con esa extraña sensación de saber que la conozco pero aún hay más que deseo conocer de ella, como esa sensación que no es bueno querer tanto, sin embargo existe esa necesidad de quererla intensamente.

La extraño porque llena el vacio que hay en mi corazón con sus palabras, esos cuídate mucho, con esas sonrisas tímidas, llena mi corazón con su belleza, su espíritu y su fortaleza e intelecto.  La extraño en verdad con tanta fuerza que a veces me canso y busco la manera de recordarla para no perder el ritmo en esta rutina de dolor que a pesar de ser duro parece reconfortarme pues me confirma que aun la quiero pero la extraño, no porque no está a mi lado, sino porque encendió en mi esa manera única de anhelar a alguien, de sentir miedo de hablarle o memorizar situaciones para no hacer el ridículo, la extraño con la fuerza que hay en los golpes pues es necesario extrañarla pero hace daño.


2 comentarios:

  1. Puede llegar a ser cierto, el como extrañar a una persona se convierte en rutina, pues la única forma de viajar a el pasado con aquellos que amamos es por medio de los recuerdos que generan cierto placer masoquista
    que nos permite recordar cuan felices fuimos a su lado,
    pero si dejásemos de pensar o extrañarles, entonces sentiríamos un vacío interno, ese vacío que su partida ha dejado, el cual hemos llenado con recuerdos los cuales pueden causar sonrisas o en el peor de los casos dolor, ese dolor del cual alimentarnos

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  2. como alguna vez me dijiste, no recuerdo literalmente, pero el sentido es el mismo no has escrito por que estas feliz, espero que eso siga siendo asi , pero tambien espero poder leer las palabras de desahogo que grita tu alma
    saludos, espero estes bien

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