sábado, 26 de febrero de 2011

La felicidad es por momentos (el oso Grizzly)

"No creo en un Dios intervencionista, pero sé que tú si... pero si lo hiciera, me arrodillaría y le pediría que no intervenga cuando se trata de tí, que no toque un pelo de tu cabeza, que te deje tal como eres y si el considera que necesita guiarte que te guíe hacia mis brazos... hacia mis brazos"

Una excelente canción...me saca las de cocodrilo...


Me encontraba, tan solo disfrutando de una buena película, e invariablamente, sin razón aparente, me acordé de la hermosa Araceli, y no, no era una película Gore, también hay momentos en que disfruto de una buena película con mejor guíón y trama. Pero, esta vez, simplemente recordé una frase aprendida de Araceli, que dice que Dios escucha todas las oraciones, a veces responde que sí, otras que no y casi siempre nos dice "estás bromeando?"

Y así, un pensamiento me llevó a otro y a recordar esa gran canción (hacia mis brazos), no sé, si Dios es el que me habla a través de esos pensamientos, o por que, no lo sé.

Y es que resulta que el otro día, platicando con mi hermano, me puse un poco nostálgico, recordando los viejos tiempos, no tan lejanos, y sin embargo, tan distintos.

Recordaba, viejas películas que mi papá nos llevaba a ver cuando eramos niños, alguien recuerda esa famosa película del oso Grizzly?


A mí me gustó mucho esa película, aún que la ví hace muchos años, aún la recuerdo, y sin embargo, mi hermano contaba que le había impactado tanto que no durmió en semanas. El hecho es que recordando esos tiempos, en los que mi papá nos llevaba recorriendo todas las salas cinematográficas de la ciudad, buscando alguna en donde dejaran entrar a 3 chamacos no mayores de 7 años a ver una película como "El Oso Grizzly".

Recordé como era la vida antes, cuando era niño, que emocionante era todo, todo era una aventura desconocida, todo para mí era algo especial, mágico, las vacaciones familiares, los paseos en coche en busca de algún globo, el ir a la jugetería, el recibir regalos en navidad, tantas cosas que me puse a recordar con cierta nostalgia, con cierto dejo de tristeza. Me dio tristeza darme cuenta que son momentos que jamás se repetirán, me dio tristeza pensar que ya nada me sorprende, ya nada me entusiasma como cuando era niño.

Pero rápidamente me di cuenta que estaba equivocado, mi hermano es ahora un hombre casado con hijos, y supongo, que ahora es el quien pasa todas esas aventuras y desventuras que mi padre pasó con nosotros.

Y yo? que ha pasado conmigo? de verdad nunca más volveré a sentir esa felicidad? esa alegría como cuando era niño? A veces, cuando siento esa nostalgia, me siento como ese famoso músico (Kurt Cobain) que en su carta de despedida escribió "necesito estar un poco anestesiado para recuperar el entusiasmo que tenía cuando era un niño".

Pero hoy me dí cuenta de que muchas veces, uno es el que se ciega, prefiere uno enfocarse al dolor, la tristeza y la nostalgia, que en verdad disfrutar de las cosas. Y me doy cuenta, que no, yo no necesito estar anesteciado para recuperar ese entuciasmo que tenía cuando era niño. Hoy me doy cuenta, que me entusiasma mucho platicar con Araceli, me sorprende tanta belleza, tanta magia que hay en ella, en verdad, lo disfruto mucho, estar atento de sus palabras, de sus historias, es algo que me hace muy pero muy felíz. No me había dado cuenta de cuanto me gusta. Cuan disfrutable es descubrir, conocer un poco de ella todos los días. Y yo que pensaba que nada ya me sorprendía, basta ver su fotografía, y darme cuenta que me sorprende todos los días tanta hermosura.

Yo sé que todo mundo puede pensar y decirme que eso no es felicidad, que la felicidad está en uno mismo, que mi felicidad no debe depender de alguien más, pero no es verdad, para mí es algo que me gusta mucho, que disfruto tanto o más como aquellas cosas que disfrutaba cuando era niño. Tal vez no lo puedo explicar en palabras, pero es algo que me llena de alegría.

Todos los días, bueno, casi todos los días, de 12 a 2pm, cuando puedo hablar con ella, cuando puedo acompañarla, son los momentos más felices y alegres del día, los disfruto enormemente, y sí, tal vez tengan razón los que dicen que la felicidad es solo por momentos, pero para mí, esos momentos me llenan de alegría, y seguro estoy, que están llenando mi mente de esos recuerdos bonitos, de esos recuerdos alegres que uno siempre disfruta recordándolos.

Es algo mágico, por que sé que en cada palabra que me diga, en cada historia que ella me cuenta, sé que son palabras que se graban inmediatamente en mi alma y me corazón.

Y claro, después, digamos que para terminar, vengo a la computadora y me pongo a escribir estas líneas, o tal vez me pongo a dibujar, o a hacer una pequeña animación. Sí, sé que abuso de los Bubblegum, pero me gusta pasar un par de horas trabajando en alguna imágen para Araceli, lo disfruto enormemente y sé que todo esto quedará archivado en mi memoria en la sección de recuerdos felíces. Ahí, junto a los paseos familiares, junto a las películas que tanto me gustaban de niño, junto a todo eso, que en mi vida me ha llenado de felicidad.

Que me deparará el futuro? que dirá Dios respecto a mis rezos? me dirá acaso que si estoy bromeando? No lo sé, pero debo agradecer a Dios que pese a todo, ha puesto en mi vida momentos muy felices, me ha regalado pláticas y conocimiento sobre una hermosa chica llamada Araceli

Por eso, aunque abuso de los bubblegums, de las imágenes tiernas y estas "cartas de amor" que son en el fondo las entradas a este blog, son esas cartas que a todo mundo da miedo entregar, y sin embargo, llenan tanto de alegría, entusiasmo y por que no decirlo ilusiones mientras se escriben. Es pues, también parte de la misma felicidad, esa que tal vez solo se da por momentos, tal vez es una felicidad insana, una felicidad basada en algo o alguien más, y sin embargo, está bien, está bien ser felíz por que una linda chica me platica sobre ella... Alguiien más ha experimentado la alegría, los nervios, la emoción que provoca escribir una carta? Quizá, hasta ahora, puedo darme cuenta lo que escribir este blog significa para mí.


No sé a fin de cuentas que tenga Dios preparado para mí, pero si algún día me da el amor de una mujer, me da unos hijos, tal vez no los lleve a ver la película de Grizzly, pero sin duda, daré mi mejor esfuerzo para hacerlos tan felices o más de como a mí me han hecho felíz. A final de cuentas, tienen más razón los que dicen que la felicidad está en el dar. Hacer felíz a una mujer, a una familia ha de ser la mayor de las dichas, y esa estoy seguro no será una felicidad de momentos. Será una felicidad constante.

Y aunque hoy extrañé mucho a Araceli, estoy felíz de recordarla en estos momentos.

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