martes, 16 de noviembre de 2010

Free Fallin'



Cuando tomaba lecciones del idioma inglés, una de los "modismos" de los verbos compuestos que menos entendía del inglés era la frase: "falling in love".

El inglés siempre ha sido un idioma por demás sencillo, muy lógico, quizá no tan rico y menos complejo que el español, sin embargo, me costaba trabajo entender eso de falling in love, que en español significa, enamorarse, aunque siempre tiene uno ese vicio, ese defecto de querer siempre traducir de inglés a español y visceversa, y si uno lo traduce literalmente significa: "caer en el amor, cayendo en amor".

Cayendo en amor? suena demasiado extraño, demasiado complejo, simplemente algo por demás difícil de entender, como puede uno caer en el amor?

Y sin embargo, llega el día, la mujer que lo eleva hasta las nubes con su belleza, el entusiasmo de conocer a una persona nos provoca esa reacción, que es elevarse hasta las nubes, quizá eso es tan solo la atracción.

La persona , por así decirlo, "enamorada", se eleva rápidamente hasta las nubes; es lo que me ocurrió a mí en el primer instante que conocí a Araceli, desde ese instante, desde el primer hola, salí despegado hacia los cielos, las turbinas de mi corazón a potencia máxima. Y sin embargo, aún seguía sin entender ese término de caer en el amor.

Así pasa uno subiendo varios días, con el corazón entusiasmado, quizá, ilusionado, pero llega un punto en que toda esa emoción inicial, ese impulso también es afectado las leyes físicas de la gravedad "todo lo que sube tiene que bajar" y es cuando después de haber alcanzado grandes alturas se empieza a caer. Y es justo en esa caída donde en realidad empieza el amor, al ir cayendo libremente de tan fuerte impulso de repente uno se da cuenta que ya uno no puede vivir en paz sin pensar en esa chica, de repente, la belleza de la amada, adquiere nuevas y reales dimensiones, al ir cayendo puede ir notando cosas extraordinarias de esa persona, va uno descubriendo detalles, sonrisas, sueños, cualquier cosa de esa persona, adquiere en verdad una sólida importancia, mientras uno va cayendo.

Y así durante esa caída, su imagen, su escencia, su personalidad se van incrustado en el corazón, y es cuando uno se da cuenta que esa sensación, es única, es especial, ya no se puede vivir sin los holas, sin sus pláticas, sin su belleza, sin saber de ella.

Y es entonces que uno asimila que va uno cayendo, lentamente, desde la gran altura ganada con el impulso inicial, empieza uno a caer lenta mente, mientras que a lo lejos se observa el suelo, que poco a poco se va haciendo más y más grande, quizá es el momento en que uno se da cuenta que ya no tiene uno control de sus actos, de sus pensamientos, de los sentimientos, el amor, la ilusión, han tomado el control total de uno.

Pero eso no puede ser -se dice uno- yo siempre he tenido el control de mis actos, no puede ser que todo lo que haga, piense o diga tiene que ver con esa hermosa persona. Y es entonces que uno intenta abrir de nuevo las puertas de su propia percepción, intenta uno entrar en la cabina del auto control, desea uno retomar el control de los sentimientos, de las emociones, piensa uno controlarse, por que por alguna extrañísima razón, casi todo mundo le tiene miedo al amor, pero al entrar a esa cabina de autocontrol a querer controlar las emociones, eso que uno va descubriendo como es un verdadero amor, se encuentra uno con este panorama:


Cuando quise tomar el control de mis sentimientos, al ir cayendo, me encontré que no sé nada absolutamente del amor, desconozco por completo todos esos controles, todas las indicaciones que aparecen en las pantallas, nada, no tengo ni la más remota idea de para que sirven, que indican... Como puede uno manejar el amor, como puede uno evitar caer por esa hermosa chica. Y sin embargo, ingenuamente trata uno de sentarse y empezar a pilotear el corazón, que es esa nave que va cayendo en picada, en cada centímetro que va descendiendo, va uno descubriendo algo hermoso, algo inolvidable de la chica en cuestión.

Y así es como uno en realidad es que va "cayendo en el amor" por supuesto, es una caída ambibalente, por un lado, resulta una caída muy placentera, la sensación más extraordinaria que un ser humano puede experimentar en vida, y sin embargo, está ese miedo, esa angustia de ver que el suelo se aproxima lenta pero seguramente, y entra esa necesidad de querer tomar el control, por que uno bien sabe, que si se logra tomar el control, en lugar de estrellarse irremediablemente contra el suelo, los que tienen la fortuna de controlar la caída, son capaces de retomar el vuelo, y viajar hasta las estrellas más recónditas del universo, siempre con ese gran amor como copiloto, zurcando el universo sin miedo a nada.

Es por eso que uno se desespera y desea controlar la caída, por que uno por primera vez en la vida anhela algo con tantas fuerzas, ese deseo de levantar el vuelo hacia nuevos horizontes, siempre enamorado, siempre admirando la belleza del paisaje, el paisaje de su rostro, de sus palabras, de su mente, de sus sueños...

Ese el el viaje que a final de cuentas todo ser humano desea emprender, y es por eso que lucha uno tanto por tener el control, por no estrellarse.

Por supesto, ya lo he dicho, al sentarme frente a la cabina de control, me doy cuenta que no sé nada, a veces para ir conociendo el funcionamiento de ese sentimiento, deliberadamente aprieto algún botón y entonces se encienden las alarmas de peligro, definitivamente no entiendo esta poderosa nave que suele ser el amor.

Lo único que sé en este momento es que voy cayendo libremente, "cayendo en el amor", buscando en el tablero de control los botones, las palabras para expresar el amor, buscando en ese tablero los poemas, las acciones, las ideas que me ayuden a tomar el control, buscando la manera de enviar a través del intercomunicador el mensaje de amor, el poder enviar ese mensaje que diga "te quiero, me importas, eres lo mejor en mi vida", "aquí estoy, para tí, cuando tu quieras" pero ni siquiera atino entre tantos controles, ni siquiera soy capaz de encontrar el botón de intercomunicación.

Y es en esa caída descontrolada que no le queda a uno más remedio que acercarse a Dios, que le de a uno el entendimiento, la fortaleza, el control. Por que también es en esa caída libre que uno se da cuenta que uno no puede hacer que una flor abra, la flor la abre Dios, lo más que uno puede hacer es plantarla, regarla, resguardarla, pero lo demás lo hace Dios. Uno no puede hacer que una amiga lo ame, el amor lo da Dios, uno le puede servir, ayudar, comprender, pero el amor, lo da Dios.

Y en esa caída libre uno se da cuenta, que solo Dios ha sido capaz de crear un ser como ella, y aunque en la cabina de control el único botón que reconozco, es ese, que cada vez que cometo un error, cada vez que la hago enojar o la incomodo se enciende, ese botón que dice: "imposible" y sé bien que con tan solo apretarlo aborta uno la misión, el vuelo, puede uno salir disparado del avión envuelto en un paracaídas. Pero es entonces que uno piensa, quizá de manera egoísta es que piensa uno, no importa que me estrelle, cualquier cosa es mejor que escapar del más grande de mis sueños.

Y es por eso, que ignoro ese botón, que no deja de encenderse y que me repite que es imposible, que hay que resignarse, aunque sé bien, y no es mi intención el adelantarme en el plan de amor que tiene Dios, no me queda más que trabajar, ayudarla, acompañarla, entenderla, admirarla, vivir para amarla, lo demás, lo hará Dios. Y es entonces que en esa caída uno deja todo en manos de Dios, es imposible controlar el amor...

Yo sé bien que para mucha gente, esto de enamorarse es cosa de todos los días, mucha gente tiene la fortuna de siempre tener el control de sus sentimientos, pero para mí, esta "caída en el amor" ha sido única, la mejor experiencia de mi vida. Tan solo quiero tomar el control y como dice la canción: "voy a escribir su nombre en el cielo"

Pero por lo pronto, he aprendido lo que es "to fall in love" y a fin de cuentas, de eso están hecho los sueños...



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