miércoles, 14 de diciembre de 2011

Reflexiones para el lecho de muerte


"te has dado cuenta cuán pálida y aterradora llega la muerte en tan extraña hora?, sin anunciarse, sin planificarse?
La Muerte hace ángeles de nosotros y nos pone alas donde antes teníamos hombros, suaves como las alas de un cuervo.
No más dinero, no más vestidos finos, este otro reino parece por mucho, el mejor..."




Por consenso general he sido designado para llevar a cabo la realización y digitalización del árbol genealógico de la familia, y curiosamente me he encontrado con una fotografía que el próximo més de enero, según dice la fotografía cumplirá 100 años de haber sido tomada.

Al ver en esa fotografía, en donde sale uno de mis abuelos, y al desarrollar lo que es el árbol genealógico de la familia me puse a pensar, cuanta gente ha existido, cuanta gente se ha conocido para que yo esté aquí, a 100 años de que esa foto fue tomada, sentado, escribiendo, pensando en una linda chica.

Es tan curioso ver cuantas cosas tuvieron que ocurrir en el mundo, cuanta gente tuvo que existir para que yo pueda continuar con ese legado. Por supuesto me llena de inquietud el saber que hasta ahora, yo soy el extremo final de una de las ramas del árbol genealógico.

Acaso todo terminará conmigo? A veces me pongo a pensar en cuanto me gustaría continuar con ese árbol genealógico, continuar con la historia que se inició hace tantos años. Por supuesto, no se trata de hacerlo tan solo por esa necesidad de continuar la familia, sino más bien como tantas otras personas que aparecen en dicho árbol, encontrar, conocer a alguien con quien seguir adelante por esta vida, prolongar la existencia quizá por otros 100 años más, que en 100 años alguien esté hablando de mí, alguien aún me recuerde, alguien aún reconozca sus orígenes.

No sé todo eso me llevó a recordar una película que se llamaba "Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto" No recuerdo bien la trama, pero sin duda el título me llamó la atención y la fuí a ver, y el final fue lo que más me gustó, lo que más me impactó.

Uno de los protagonistas que había recibido un balazo estaba muriéndose y le dice a una muchcha que lo estaba ayudando, "acuérdate de mí". En su afán de ser recordado por alguien, sin importar quien, su último deseo, un deseo desesperado de trascender, de ser recordado aunque sea por un instante.

No sé, eso aveces me inquieta, quien me recordará después de algún tiempo?

Y en eso estaba pensando y me disponía a escribir sobre ello el pasado sabado. Me senté con el viejo ritual, encendí la computadora, un buen vaso de boing de uva, una buena canción metalera preferentemente y por supuesto, pensando en Araceli.

Antes de ponerme a escribir me gusta contemplar alguna de sus fotografías de su perfil del feis, en eso estaba precisamente, contemplando una de sus fotografías cuando de repente empezó a temblar.

Para todos los que hemos vivido y sobrevivido un terremoto, es algo muy especial lo que se siente cuando se inicia algún movimiento telúrico. Primero se siente un pequeño jalón y comienza uno a dudar, a preguntarse que ocurre, y después viene otro jalón más fuerte y es cuando se inicia esa proyección de la que todo mundo habla, esa proyección de toda la vida vivida en un solo instante.

Es que realmente, el enfrentarse ante un fuerte sismo es una experiencia única, desconcertante quizá, por que realmente no se sabe que esperar, puede ser un simple temblor o convertirse en el más devastador de los terremotos, todo en cuestión de segundos.

Y así sucede, generalmente cuando se presenta un segundo jalón, es cuando se viene un fuerte sismo que irá en aumento poco a poco sin saber como ni cuando terminará.

Así estaba sentado, cuando llegó el segundo jalón, y me dije, ahora sí, en cualquier momento se va a ir la luz y quizá la última imágen que vea en mi vida sea la de la hermosa Araceli. Sin embargo, el instinto de conservación aún es muy fuerte, y me levanté de mi silla en busca de un lugar "más seguro", por lo menos más amplio.

Independientemente de que empieza la proyección de la vida que se ha llevado, también en cuestión de segundos uno piensa miles de cosas. Por supuesto, pensé en Araceli en esos momentos pero también me puse a pensar, a preparar mis famosas últimas palabras, cuales serían?

Es muy curioso el asunto ese de las últimas palabras que se le atribuyen especialmente a los grandes personajes de la historia. Unos auténticos rollos filosóficos muy adhoc a la grandeza del personaje. Sin embargo, es absurdo, se ha demostrado que uno jamás está conciente de que se va a morir, salvo los condenados, ningún enfermo, por muy grave que esté, está conciente de que se viven los últimos segundos de vida y mucho menos se pone uno a decir, acerquen papel y lápiz por que voy a decir mis últimas palabras.

Se corre el riesgo de quedar en ridículo en caso de que uno salga vivo del trance o bien, tiene uno en caso de sobrevivir a ese episodio, tiene uno que guardar siliencio por el resto de su vida para que de ese modo queden esas como las últimas palabras.

Sin embargo, a los historiadores, a los biógrafos les encanta adornar las biografías con unas famosas últimas palabras del personaje en cuestión.

Como dato cultural se dice que las últimas palabras de María Antonieta fueron: "perdón". Lo curioso del asunto es que fueron para su verdugo, es que resulta que al ir subiendo rumbo a la guillotina lo pisó y ella amablemente se disculpó y dijo "perdón" quedando así sus últimas palabras.

Si acaso, una de las supuestas últimas palabras más prudentes son las que se le atribuyen a Karl Marx, cuando estaba en el lecho de su muerte se acercaron para preguntarle sus últimas palabras a lo que dijo: "fuera de mi vista!, las últimas palabras son cosa de tontos que no han dicho lo suficiente mientras vivían".

Es un mito todas esas grandes últimas palabras de los grandes personajes de la historia, pero en todo eso estaba pensando mientras la tierra se movía bajo mis pies.

Recordando y preparando lo que serían mis últimas palabras. No sé tantas últimas palabras que se han dicho a lo largo de la historia, como: "no intenten esto en casa", o tal vez, "no te preocupes, no está cargada", o quizá, "he leído que los osos solo comen algunas raíces y bayas", o tal vez la que muchos borrachines usan y se despiden de este mundo: "hey, te apuesto a que lo hago mejor que tú", o la de todo curioso "voy a asomarme a ver que hay adentro" y la que nunca puede faltar "tranquilo, ya he hecho esto antes". En fin, que hay un sin fin de famosas últimas palabras con las cuales despedirse de este mundo.

Sin embargo, si la historia es cierta, creo que me quedo con las de Napoleón, cuyas últimas palabras fueron: "josefina"... No sé, pero el hecho es que yo ese día mientras el mundo se movía a 6.5 grados Richter, yo simplemente dije: "Araceli"...

Pero héme aquí, el temblor fue un simple susto y afortunadamente no fueron mis últimas palabras, aún hay muchos "te quiero" por decir, por que si algo he aprendido es a nunca irme sin decir "te quiero". En fin, no sé si en verdad cuando llegue el momento pueda decir unas sabias últimas palabras, espero sean unas palabras de amor para una gran mujer.

Ah caray, escucho ruidos en la sala, voy a ir a ver... "quién anda ahí?"...


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