viernes, 3 de febrero de 2012

...el olor del Napalm en la mañana


"...amo el olor del Napalm por la mañana, huele como a... la victoria"

Sin duda, una de las frases más famosas de la cinematografía mundial.



El Napalm es una especie de gasolina gelatinosa con una combustión más duradera que se produce al mezclar jabón de aluminio con gasolina. Es una substancia altamente inflamable y que arde lentamente, indefinidamente. Es capaz de incinerar toda forma de vida, dejando edificios y objetos intactos por su capacidad de expandirse por el oxígeno.

Viéndolo así, tal vez Araceli bombardeó mis sentidos, mi corazón con una buena dosis de Napalm, el Napalm de su belleza, de su personalidad, su inteligencia, su cordialidad, su amistad, y aún después de mucho, continúa ardiendo en mi corazón, a veces, también en el estómago (mariposas). Un sentimiento especial que no se apaga, quizá, así deberían ser todos los cariños, las emociones, el amor, debería ser así como una bomba de Napalm, con una combustión de larga duración que mientras se mantenga oxigenada arderá por siempre.

Quizá para todo mundo sea lo máximo despertar con el olor de un buen café, pan recién horneado, o tal vez, el aroma de un opíparo desayuno, o tal vez les guste despertar con el fresco aroma de un bosque, de una mañana lluviosa, o simplemente despertar con el aroma del calor de un hogar. Dicen que lo que más recuerda el cerebro, son los olores, los olores que nos evocan, nos transportan por los lugares más recónditos de nuestra memoria.

Pero yo como ese famoso coronel del video, amo el olor del Napalm por la mañana, pero es un olor especial, diferente, único, ese olor del cariño, de la emoción que arde en el corazón, en las neuronas, en los pensamientos. Ese ese olor que huele como a una bella alma, una alma llena de luz, una de las almas más bonitas, más dulces, mas emotivas e inspiradoras que hay, el aroma del alma de una hermosa mujer como Araceli.

Amo ese aroma napalmesco de una plática a medio día, de un saludo matinal, el aroma napalmesco del recuerdo de una música de banda, tal vez una salsa, cumbia o guaguancó, amo el aroma del aprendizaje, del conocimiento de sus alegrías, sueños, sus anhelos, sus tristezas, amo el aroma de sus silencios, de su sonrisa, el aroma de un momento de compañía mientras trabaja, amo el aroma napalmesco de un e-mail inseperado, el aroma napalmesco de una tarde lluviosa y fría pensando en esa linda chica, todos esos y muchos otros son los aromas del Napalm en la mañana, huelen como... el paraíso.

Huelen eso? lo huelen? nada más en el mundo huele como eso...


Y bueno, como ya pude arreglar el problema del blog, dejo otra canción para que los de la RSMU no se enojen...

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